viernes, 19 de septiembre de 2008

Un verdadero "Quijote" moderno

Es difícil no fijarse en el descomunal tamaño y la gorra verde de cazador de Ignatius Reilly. De crío, las monjas lo adoraban por ser el que mejor sabía el catecismo. Murió su padre, murió su perro e Ignatius se fue a la universidad, dilapidando allí durante ocho años los magros ahorros de su madre. Quizá “ha estudiado demasiado”, y ahora está consagrado a la escritura de una obra que, al salir a la luz, hará que el disparatado devenir del mundo retorne a su cauce. Pero un pequeño accidente en el coche de su madre hará que Ignatius, para saldar deudas, se vea catapultado al tumultuoso mercado laboral de la época, y en cada una de sus experiencias encontrará, además de problemas para su válvula, alternativas para impresionar epistolarmente a Myrna Minkoff, la joven bohemia y revolucionaria con la que tiene una particular historia de amor-odio.

En “La conjura de los necios”, novela póstuma de John Kennedy Toole, la Nueva Orleans industrial de comienzos del XX es el hábitat de este personaje histriónico, defectuoso, que debería resultar repugnante, y sin embargo por algún extraño arte se convierte en alguien cercano en quien el lector vuelca benevolente su comprensión. Es un absurdo rodeado de absurdos, un bufón contra el que se “conjuran” los bufones. Y cuando uno pierde la referencia no sabe si este Alonso Quijano repartidor de salchichas está realmente loco, o es el único cuerdo.

Si no lo habéis leído aún, os recomiendo ésta, a mi entender, obra cumbre de la literatura de los últimos cien años.

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